Arvejas de la huerta

Quien tenga la suerte de disponer de un pedacito de tierra donde cultivar sus propias hortalizas, sabrá que no hay mayor fortuna que la que la naturaleza nos ofrece, si la sabemos aprovechar.

Este invierno 2015-2016 ha hecho un calor inusual durante los meses de diciembre, enero y febrero, con lo que, las leguminosas como las arvejas, amantes del frío; no han podido prosperar debidamente. La cosecha ha sido escasa, y una gran parte de las vainas son de pequeño tamaño o están bichadas. Aún así, algo se ha podido salvar, para cocinar uno de los platos más humildes y sabrosos de esta tierra canaria.

Hay que tener en cuenta que de 1.500 gramos de arvejas en vaina, obtuvimos 500 gramos de granos tiernos.



Ingredientes:
500 gramos de arvejas.
100 gramos de jamón serrano o bacon cortado en taquitos pequeños. 
1 trozo de hueso de jamón. 
700 centilitros de agua. 
1 cebolla blanca. 
1 diente de ajo. 
2 ramitas de perejil. 
1 cucharadita de las de café de cominos molidos 
1 cucharadita de las de café de pimentón. 
1 hoja de laurel. 
1 cucharadita de azúcar. 
Vino, vinagre, sal gruesa marina y pimienta negra molida.




Elaboración:
Ponemos el agua a hervir con el hueso de jamón durante una hora aproximadamente (fuego al mínimo desde que comience a hervir). Mientras tanto vamos sacando las arvejas de su vaina, las lavamos y reservamos.
En un almirez majamos el ajo con el perejil, el comino, una pizca de sal y un chorrito de vinagre. Dejamos macerar el majado mientras sofreímos la cebolla picada en pequeños trozos. Cuando esté pochada, añadimos el majado y limpiamos el almirez con un chorrito de vino, que añadiremos también a la fritura apagando el fuego a continuación.
Sacamos el hueso del caldo y vertemos los guisantes en la olla. Añadimos la fritura (con el majado), una hoja de laurel y el azúcar.

Después de cocinarlo todo durante 15 minutos, añadimos el pimentón, el jamón, y damos otros 5 minutos de fuego al mínimo, mientras rectificamos de sal y pimienta.
Sugerencia de presentación


El vino:
Podemos acompañar este plato, por su dulzor característico, con un vino blanco ligeramente afrutado.

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